lunes, 21 de diciembre de 2015

Por qué continúo practicando Ashtanga , por Gregor Mahele.

Por qué continúo practicando Ashtanga.


Hace unos meses se publicó un artículo titulado “Por qué dejo el Ashtanga Yoga”. El artículo exponía el punto de vista de una profesora de Ashtanga que decide dejarlo .

Este es el artículo original en inglés:

http://yogazoe.com/why-i-quit-ashtanga-yoga/

Ahora, Gregor Mahele (foto) da la réplica a este artículo exponiendo su punto de vista. Al leerlo me he dado cuenta del increíble paralelismo con mi propia experiencia en Ashtanga Yoga, y coincido plenamente en lo que se expone, así que te lo traemos traducido al castellano.

El artículo original en inglés:

http://chintamaniyoga.com/asana/why-i-continue-to-practice-ashtanga/


Traducción al español:

Recientemente leí un artículo en el que el autor escribió sobre sus dificultades para mantener su práctica diaria de Ashtanga. Describía su práctica como "dura, muy dura, agotadora" y se quejaba de que "nunca se pone más fácil" y de que ella seguía aumentando sus expectativas o que, al menos, sus profesores lo hacían.

Mi experiencia ha sido completamente contraria a eso y quiero compartirlo, ya que podría ayudar a algunas personas. Practico yoga desde hace casi 40 años y de estos, los últimos 26 de mi práctica de asanas ha sido Ashtanga. 
Salvo en los primeros años de Ashtanga, hago la práctica de 6 días a la semana casi automáticamente, quería añadir "religiosamente", pero no lo practico todos los días porque sienta la obligación o porque lo necesite, sino porque mi cuerpo y mi mente se sienten mejor así y funciono mejor que si no lo hiciera.

Desde luego, me di cuenta de que mi práctica de yoga se iba volviendo más y más fácil con cada década de práctica de ir y venir. Tengo un vago recuerdo de la primera década incluyendo algún elemento de dificultad. Esto se debe principalmente al hecho de que fui criado en una cultura que cree en el éxito rápido, la gratificación sensorial, el auto-abuso, la abnegación y la auto-tortura, la ambición y la competitividad, en un principio me afectó toda esta mochila cultural en mi práctica de yoga. 
Además la máxima expresión de mi cultura contemporánea implica el hedonismo, el abuso de sustancias tóxicas, la promiscuidad o lo que entonces llamábamos "pasar un buen rato", “sacar el máximo partido", "vivir la vida a tope" o "sacarle jugo a la vida".

Había una cierta desavenencia en el hecho de transformar a un animal fiestero que quería irse a la cama después de la salida del sol, en un practicante dedicado que se levanta antes de que el sol salga. Pero esta circunstancia en realidad sólo se mantuvo durante un par de años, ya que los beneficios  (de la práctica) son obvios. 
Las tendencias culturales más profundamente arraigadas en mi vida tardaron más tiempo en irse. Me refiero a la obsesión de la cultura occidental con el progreso, el éxito, la gratificación sensorial, el auto-abuso, la abnegación y la auto-tortura, la auto-exigencia, la ambición y la competitividad. 

Cuando los occidentales se convierten en yoguis, a menudo se sabotean así mismos por no dejar ir esa orientación.Por ejemplo, un importante cambio en mi práctica fue el desapegarme del progreso y la orientación de la práctica hacia el éxito (en las posturas). Comprendí que tenía que hacer simplemente mi práctica en lugar de hacer que tenga éxito y progresar. 
Considera lo siguiente: puedes tener unos 10 o 15 años de progreso en tu práctica de asanas. Luego otros 10 años de estancamiento y luego (con suerte) varias décadas de ir hacia atrás. Si eres realmente afortunado, es posible que tengas más de 60 años y seguir pudiendo ir hacia atrás como lo hizo T Krishnamacharya. ¿O crees que él mantuvo la mejora continua después de que alcanzó el punto máximo de su práctica de asanas ,con unos cuarenta años? El mito de que en yoga se trata de mejorar, tener éxito y progresar es sólo eso, un mito.

La siguiente capa que necesitaba soltar estaba relacionada con el auto-abuso, el negarme a mí mismo y la auto-tortura. Está muy incorporado en nuestra cultura. Necesitamos invertir en conseguir el siguiente grado académico, para lograr el próximo éxito del negocio, necesitamos pasar largas noches, el trabajo duro, negar nuestras necesidades, quemar los ojos delante de la pantalla, etc. 
Exactamente esta actitud me miró a los ojos, se reflejó en mi forma de enfrentarme a la esterilla. El mono en mi espalda me dijo, abusa, tortura y niégate a ti mismo con el fin de conquistar la próxima asana, la siguiente serie.
Pero, debajo de esa primera voz gritando, encontré otra más suave: esta otra voz me dijo que el auto-abuso, la auto-tortura y la abnegación con todas sus durezas, las altas expectativas, el agotamiento, realmente iban en proporción a mi falta de amor propio y auto-aceptación (autoestima).

Al terminar de escribir esta última frase me maravilla el hecho de lo fácil que es escribir en el teclado, pero en realidad lo difícil que puede ser sentirlo profundamente. 
Mira los cinco mil años de historia de nuestras guerras, nuestros conflictos, nuestro deleite en ver el retorcimiento del derrotado en el suelo y contemplar nuestra propia gloria en la victoria, nuestro agonismo, nuestro amor por la controversia, saboreando el tener opiniones encontradas, incluso hasta nuestra creencia de que nosotros mismos somos diferentes, mejores, más grandes o por lo menos que tenemos razón (y los demás están equivocados) y tenemos que demostrarlo ...
Me di cuenta de que había importado esta narrativa cultural, es decir, que yo no era lo 
suficientemente bueno para mí mismo, en mi práctica. La segunda voz, suave, llamémosla la voz de yoga, me dijo que tenía que dejar de lado todo eso y que, para empezar, necesitaba amarme completamente y aceptarme a mí mismo.

Una vez más me maravilla el poder o tal vez la impotencia de las palabras y las letras. ¿Sabes lo que quiero decir con las palabras “amarte completamente y aceptarte a ti mismo"? Por la mañana antes de mi práctica de asanas en un primer momento me siento y reflexiono sobre estas palabras (o similares). A menos que las sienta en lo más profundo de mi corazón no me moveré, no voy a realizar un solo Saludo al sol.

No siempre es fácil amar completamente y aceptarse a uno mismo. Por lo general, implica un montón de perdón de todos mis defectos. La razón por la que puede ser tan difícil es porque nosotros, como humanidad, hemos estado tan envueltos en pensamientos de retribución, pecado, castigo, venganza, etc., se ha formado un fuerte hábito y tendencia. De acuerdo con el yoga, cada sensación experimentada, incluso por el más humilde de todos los seres, deja impreso un residuo. No hay dolor (pero no hay alegría tampoco), desaparece. Amar y aceptarse a uno mismo incluye dejar de lado los recuerdos y los conceptos culturales y ancestrales.

Al describir mi práctica de Ashtanga hoy, me gustaría utilizar los términos suave, alegre, juguetón, cariñoso, cuidar, alimentar, rejuvenecedor y es cada vez más fácil, cada año. Recuerdo que hubo momentos en que era más difícil y desafiante (el ego estaba desafiando el cuerpo), posiblemente incluso agotador. Pero luego me di cuenta de que en realidad estaba poniendo en escena sobre la esterilla un conflicto psicológico interno, es decir, la creencia de que yo no era lo suficientemente bueno y por lo tanto tenía que demostrarlo pavoneándome con  posturas increíbles. ¡Cielos, qué  agotador que era…!

Mientras que la rendición ante el conflicto interno inicialmente puede beneficiarnos a los yoguis en la esterilla a través de la desaparición de toda la dureza y el agotamiento de nuestra práctica, se llega a otro resultado más importante. Al principio me pareció casi incorrecto amarme y aceptarme. Pero luego me di cuenta de que, cuando el amor y la aceptación de uno mismo se asienta, es casi imposible no amar a quienes sobre los que tu mirada se posa. De hecho, el amor propio es el precursor de abandonar el concepto del "otro", la idea del "otro", es decir, la creencia de que son necesariamente algo aislado, alejado, una entidad separada, distinta, que contribuye a mantener la externalización de los conflictos internos. Una vez que esto se cae podemos admitir que todos somos el mismo Atman (alma). Entonces el conflicto ha llegado a su fin.



Descargo de responsabilidad: El autor no cree que la práctica de asanas solo por sí misma, sin pranayama, kriyas y meditación, sean en el espíritu de yoga. De hecho, cree que su exclusión puede conducir a algunos de los problemas encontrados anteriormente. Pero eso es otro tema.

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